El desarrollo de los niños y niñas de 0 a 3 años
The Rolling Teachers
Las funciones cognitivas fundamentales para el buen desarrollo del aprendizaje son la atención, memoria y pensamiento. Todas ellas son procesos que empiezan a desarrollarse desde la etapa embrionaria, siendo involuntarias hasta después de la infancia temprana, cuando se vuelven voluntarias gracias a las habilidades lingüísticas.
​
Por un lado, la memoria es un proceso mental por el cual la persona recuerda todo aquello que desea.
Sin memoria no tendríamos conciencia de nosotros mismos, por lo que hay que estimularla mediante
preguntas, juegos... para que se perfeccione poco a poco. Dentro de ella, se pueden distinguir dos tipos:
memoria a corto y a largo plazo y a su vez como afirman varios autores, también se distinguen en la
memoria a largo plazo otros dos tipos de memoria: implícita (se da de forma involuntaria) y explícita
(intervenimos en ella).
​
La memoria se encuentra fundamentalmente en la corteza cerebral y sus funciones son: percepción, memoria, atención, lenguaje e inteligencia.
​
​​La memoria está formada por una serie de redes de neuronas que se forman a través de la experiencia. Para que estas redes se puedan formar, deben estar intactas zonas del cerebro por debajo de la corteza, como son el hipocampo y la amígdala. La memoria del trabajo es fundamental para nuestro día a día. Hay dos tipos de memoria situadas en diferentes zonas de la corteza cerebral: memorias perceptuales (zona posterior) y memorias ejecutivas (zonas frontales y prefrontales).
Lo que ocurre en el cerebro es un proceso que pasa por distintas etapas: primero una etapa de descanso antes del estímulo, luego la activación de áreas correspondientes al estímulo y zona prefrontal y, por último, la activación de más áreas.
El aprendizaje y la memoria son dos procesos del cerebro de las personas que está ligados un con el otro, y ambos influyen en el comportamiento del propio ser humano.
​
En general la memoria, influye tanto de forma positiva como de forma negativa en el proceso de aprendizaje de las personas, por eso se dice que ambos van ligados y ambos son importante para un buen proceso de aprendizaje.
​
En segundo lugar, la atención es denominada como un proceso psicológico básico e indispensable
para el procesamiento de la información.
​
En la atención intervienen muchos factores y muchos circuitos neuronales, por lo tanto, muchas
regiones cerebrales. Hay tres redes de neuronas interconectadas: la que nos permite alcanzar y
mantener un estado de alerta, la que permite orientar a atención y seleccionar la fuente del estímulo
sensorial y, por último, la red ejecutiva relacionada con los procesos de control que suministran la
base del comportamiento voluntario y que permite regular pensamientos, emociones y acciones.
La atención se puede entrenar y se tiene que trabajar en el aula: al comienzo de la clase, lo que más recuerdan son conceptos novedosos e interesantes y son los que recordarán a largo plazo. Hacia la mitad d es bueno reflexionar sobre ellos y al final se puede hacer un repaso de lo aprendido. Resulta útil dividir la clase en bloques de 15 minutos para que no se produzca el agotamiento de los neurotransmisores de la corteza cerebral. Un paseo por la naturaleza ayuda a recargar la energía y recuperar la atención. Las emociones positivas favorecen la receptividad y la atención a partir de la curiosidad, ya que, si el niño está estresado, aburrido, etc., se producen reacciones negativas y se bloquean. Según Albert Camus, la capacidad de atención es limitada, por lo que tiene que ser constantemente estimulada.
​
Si la atención no se desarrolla como se debe, esto repercutirá en el desarrollo del niño dando lugar a problemas de atención, como pueden ser por ejemplo: la atención distráctil o también la hiperprosexia.
​
Por tanto, atención y memoria son dos funciones cognitivas relacionadas entre sí e indispensables para el desarrollo y el aprendizaje.
​
Por último, la imaginación está involucrada en todos los procesos y estrechamente relacionada con la
aparición de la conciencia. A medida que el niño conoce, tiene nuevas experiencias, etc., su imaginación
se desarrollará: poco a poco, la imaginación se estructura y se organiza, con la adquisición del lenguaje.
Cuando el niño imagina, tiene una visión creativa del mundo, no miente.
​
La imaginación durante la niñez, reemplaza la reflexión y da paso a la construcción de relaciones cada
vez más simbólicas, elevando poco a poco el pensamiento hasta lograr llegar a un razonamiento lógico
caracterizado por la abstracción.
La imaginación es una función cognitiva, que está presente en todo proceso humano, desde la percepción, a los recuerdos, sueños y pensamientos, cumpliendo también función simbólica y de figurativa.
​
En definitiva, estas tres funciones cognitivas, son esenciales en el desarrollo del aprendizaje del ser humano, y se necesitan entre ellas para poder dar lugar a un buen desarrollo, el cual le permita al niño o niña incrementar su conocimiento.
​